Un día de 1992, el Padre Gustavo Méndez Medici, tuvo el ambicioso sueño de crear un Instituto Educativo Público de Gestión Privada de Carácter Confesional. Se contaba sólo con ideas, experiencias, voluntad, entusiasmo y nada más. Los recursos económicos no existían. Se decidió comenzar el dictado de clases en el salón comedor de Caritas, que se debía acondicionar para tal fin, recibiendo la colaboración de instituciones educativas del medio para equipar la sala que sería testigo del inicio de lo que es el Instituto Nuestra Señora del Carmen. Se formó la Comisión Pro-construcción Instituto Nuestra Señora del Carmen, en la que voluntariamente participaron miembros de la comunidad, realizando diferentes tipos de aportes. Y así fue como el 6 de marzo del año siguiente se iniciaron las clases con dos salas de 4 años, una en cada turno. En 1995 el Ministerio de Educación a través del Decreto 1950, oficializa la institución, manifestando en esa oportunidad la importancia que tiene para el colegio y para toda la comunidad garantizar a los padres los planes de estudio de sus hijos, expresando, que su idea es inaugurar una sala por año. En 1998 la matrícula se eleva a 380 alumnos y se comienza con el segundo ciclo de la EGB. Se fue avanzando, en lo que hoy es historia en nuestro colegio, con un grupo de docentes que con mucho amor y entusiasmo se identificaron con el proyecto. El 20 de noviembre del 2002 se inaugura el Polideportivo con la Fiesta de la Educación Física, espacio destinado a Salón de Usos Múltiples. En el 2004, a los tres ciclos de la Educación General Básica, se incorpora el Nivel Polimodal con Modalidad en Humanidades y Ciencias Sociales con su correspondiente oficialización a través del Decreto Nº 249. Se contaba entonces con 18 aulas distribuidas en dos plantas. Al finalizar el ciclo lectivo 2006 la comunidad educativa del Instituto logra el sueño de despedir a la primera promoción de alumnos, aquellos que 1993 iniciaran las salas de 4 años, eran los primeros 51 alumnos; hoy este Instituto que no contaba nada más que con un anhelo del Padre Gustavo Méndez, se ha transformado en un importante establecimiento educativo con más de 1.100 alumnos, con todos los niveles de enseñanza del Sistema Educativo y con un edificio que los alberga con una infraestructura que responde a las exigencias de la comunidad educativa.
Como institución comprometida con la educación, se emprende en 2007 la difícil y apasionante tarea de ampliar el campo de acción al ámbito de la formación docente. Esta decisión conlleva una gran responsabilidad en cuanto a la conformación de las bases estructurales en las distintas dimensiones (organizacional, administrativa, pedagógica - curricular y comunitaria) del nuevo Instituto de Formación Docente Continua en forma coherente con los principios que la Institución sustenta y sosteniendo la calidad educativa que la caracteriza. El Proyecto Educativo de Formación Docente parte del supuesto que la formación de maestros y profesores es una tarea sumamente compleja. En el breve período de su formación inicial los futuros docentes deben adquirir saberes y habilidades para enfrentar los grandes desafíos que implica la tarea de enseñar en los contextos socio-culturales actuales, aprendizajes que continúan a lo largo de la carrera profesional en las actividades de capacitación, actualización, investigación. Es por eso que las líneas de acción delimitadas, están encaminadas a responder a las necesidades y exigencias que plantean las distintas etapas del continuo formación - desarrollo profesional a partir del aporte de los estudios y trabajos que en los últimos años, vinculadosa los movimientos de reforma y mejoramiento de la educación, se han producido en el área de investigación educativa y en consonancia al marco legal regulatorio. Como institución formadora, los objetivos no quedan restringidos a la formación sino también a la necesidad de que sea un centro especializado en la producción de conocimiento acerca de la práctica, de manera que la relación docencia – investigación – capacitación se visualice como un modo de garantizar un circuito permanente de revisión y ajuste de las prácticas de formación en torno a los problemas del ejercicio docente, tanto en el nivel para el cual se forma como para en el mismo instituto formador. El accionar del Instituto alienta la esperanza de aportar a la formación de docentes, verdaderos profesionales comprometidos con la tarea de educar, que construyan y revisen su práctica con soporte teórico; que sepan utilizar la práctica como instrumento para buscar la teoría y la teoría como fundamento para releer la práctica; docentes que sean capaces de vislumbrar y valorar a la persona en todas sus dimensiones y sean actores del cambio social.
“Aprender a Aprender”, “Aprender a ser Persona” para “Aprender a Formar”
La Educación va mucho más allá de la función informativa, más allá de la transmisión cultural y científica. Trasciende los planteos académicos, y piensa en el hombre todo y en todos los hombres como personas y como comunidad.
Fiel a los valores fundacionales, el Instituto de Formación Docente Continua Nuestra Señora del Carmen considera que es fundamental Formar Formadores con una conducta inspirada en el compromiso, el esfuerzo, la integridad, la honestidad, la responsabilidad, la objetividad, la cooperación, la apertura, la libertad, la autonomía, la fraternidad y la espiritualidad. Por ello establece y asume como compromiso - ya que estima que redundará en beneficio de la comunidad- incursionar en la Formación de Formadores, capaces de dar respuesta sólida y concreta a las necesidades por ella demandadas.
Es intención entonces, formar educadores según los siguientes principios - en relación a la cultura, el estilo institucional y los procesos formativos- en los que funda su misión institucional y se compromete aunar esfuerzos y recursos:
El desarrollo integral coherente con la concepción de hombre como persona singular, original e irrepetible, como ser social llamado a un destino trascendente.
La educación como proceso personalizado y personalizante, como proceso dinámico en la que los sujetos que aprenden participan activamente.
El incentivo hacia la formación continua e ininterrumpida, que contribuye al crecimiento personal y profesional.
La formación de profesionales con una sólida preparación que les permita desempeñar sus tareas con excelencia, con total conciencia de su deber hacia la sociedad y la dimensión ética de su tarea.
Proyección de una nueva cultura profesional en consonancia a los lineamientos de los nuevos modelos educativos y en el marco de los lineamientos político – normativos nacionales y jurisdiccionales vigentes.
La adquisición y producción de conocimientos del área de incumbencia y de la realidad circundante, para adecuarse a las diversas necesidades del contexto de los procesos educativos.
El liderazgo manifiesto en la capacidad de determinar objetivos, planes de acción, estrategias, y el compromiso por la creación, desarrollo y dirección de actividades educativas y/o sociales, a través de la participación en contextos y situaciones concretas de acción y reflexión.
Apertura hacia el trabajo en equipo.
La promoción de una gestión responsable por los resultados que, en el marco de una autonomía creciente, le otorgue a los actores institucionales, las facultades para resignificar el proyecto educativo y asumir el manejo, la responsabilidad y la evaluación de los aspectos académicos, administrativos y financieros de este proyecto
El ejercicio de prácticas educativas democráticas como estilo de vida académica y como forma de gobierno de la institución que garantice la participación de los actores a través de órganos colegiados representativos de la comunidad educativa.
La integración que permita superar la tradicional fractura entre las distintas áreas formativas, entre la teoría y la práctica, entre el pensamiento y la acción y entre los distintos actores de la comunidad educativa.
La evaluación como proceso de indagación, análisis y reflexión de las prácticas institucionales para la toma de decisiones en respuesta a las situaciones críticas que se van presentando.
“El momento que vivimos es un momento lleno de desafíos. Hoy como nunca es preciso tener coraje, es preciso tener esperanza para enfrentar el presente. Es preciso resistir y soñar. Es necesario alimentar los sueños y concretizarlos día a día teniendo como horizonte nuevos tiempos más humanos, más justos y más solidarios”.